Así como en los 90’s, el grunge llegó para cambiar el rumbo del rock, en el año 2000, el nu metal se impondría para cambiar la música por siempre. Un género que se fue construyendo desde mediados de los noventa para llegar a su máxima gloria en los 00’s con el tercer disco de Limp Bizkit: Chocolate Starfish and The Hot Dog Flavored Water
Y es que después de su exitoso álbum predecesor, The Significant Other y su asombrosa presentación en Woodstock 1999, el mundo no sabía qué esperar de esta banda amada y odiada por muchos.
Pues llegó un Limp Bizkit más agresivo, con coros más pegajosos, con sonidos más experimentales, pero sobretodo, la mejor versión de la banda en términos de cohesión musical. Lo que permitió evolucionar en todo su esplendor al género del Nu Metal en un gran disco de inicio a fin.

SMELL’S LIKE 00’S TEEN SPIRIT
Me encontraba en un hotel con mi familia cuando MTV estrenó uno de esos videos musicales que te marcan de por vida. Reconocí a ese sujeto de gorra roja cuando lo volví a ver en pantalla; aún no sabía qué banda era pero sabía que tenía que verlo. Nada volvió a ser igual después de escuchar por primera vez ese riff de “My Generation”.
Tanta energía y adrenalina en un video acompañado de un sonido de otra dimensión. Con una entrada en la batería tan simple pero tan bien marcada que introduce uno de esos riffs que sólo la genialidad de West Borlan pudo regalarnos. Y lo más increíble de todo: un solo de tornamesa.
Fred Durst no se quedaba atrás con una evolución evidente en su estilo de rap caricaturesca y con una rebeldía inherente que sólo se magnificaba con su peculiar actuar. Pero lo más importante es que este individuo se había convertido en la imagen viva de una generación.
Así es. Te guste o no, Fred Durst impuso imagen, impuso moda e impuso actitud. Y mientras la vieja escuela lo odiaba por su ser irreverente, los segregados y los late millennials queríamos parecernos poco o mucho a él. Seguidores del: “Odiame lo que quieras, al final me vale lo que pienses de mí”.
ASÍ SUENA EL NU METAL
No cabe duda que Limp Bizkit estaba formado por excelentes músicos que lograron una sinergia musical difícil de imitar. Sólo deja a un lado la voz de Fred Durst para darte cuenta de la calidad musical que es posible escuchar en Chocolate Starfish and The Hot Dog Flavored Water.
Las ambientaciones sintetizadas de DJ Lethal acompañadas de las líneas de bajo magistrales de San Rivers, te encerraban en otra dimensión como en “Hot Dog”, “My Way”, “Livin’ it Up” o “The One”, en espera de ese riff poderoso de guitarra de Wes Borland para aventarte a otro mundo y continuar con ese mal viaje al ritmo de grooves perfectos en batería de John Otto.
“Full Nelson” es una muestra clara de la capacidad rítmica en la lírica de Fred Durst y el gran elemento pregunta respuesta que lograba en los coros junto a la guitarra de Wes Borland. No era un poeta ni un gran cantautor, pero Fred Durst tenía una excelente dicción para llevar rimas tan sencillas y tan complejas con elementos melódicos hacia un estilo de canto único.
Su rango vocal también le permitió experimentar con ese estilo de rap satírico similar al de Eminem en “The Real Slim Shady”, así como llevar su canto hacia el screamo en canciones como “Boiler”.
CHOCOLATE STARFISH: UN ÉXITO EFÍMERO
Lanzado en Octubre 17 del 2000, el tercer álbum de Limp Bizkit se convertiría en su material más exitoso rompiendo el récord de ventas para un disco de rock en su primera semana con más de un millón de copias vendidas sólo en Estados Unidos. Y con 400,000 copias vendidas en el primer día, rompió el récord que mantenía Pearl Jam por 7 años de su disco Vs.
Chocolate Starfish and The Hot Dog Flavored Water de Limp Bizkit se ha certificado 6 veces multiplatino y canciones como “My Way” se mantuvieron en el primer puesto de las listas de MTV por arriba de Linkin Park, Papa Roach y Korn.
Sin embargo, la carrera de la banda tendría una precipitada caída con la salida de Wes Borland un año después del lanzamiento del disco.
Y aunque no lograron recuperar su posición en la industria y el género, su legado fue tal que permitieron abrirle mercado a las bandas menores del nu metal como Linkin Park, quienes renovaron el género hacia un metal alternativo que definiría el nuevo molde del metal de la década de los 2010’s.